Case I: Valle del Vinalopó I
(This represents a summary of my Final Degree Project, which consisted in a theorical approach on what happened to the landscape inside and outside of the historical cities, specifically in the High Vinalopo's Valley. There are a few conclusions, in Spanish, at the end of this page)
The relation between the natural landscape, after defining this
term, with the urban fabric was studied, in particular the historical centers,
in the region of Alto Vinalopó (Alicante). For this purpose, the studied villages
were visited and contextualized within the territorial, socio-economic
and cultural reality in which they are listed. It is worth mentioning the intentionality
of linking the study with different disciplines that escape from
the more technical level, and that form a more understandable dialogue
between inhabitants and designers / urban planners / administration.
The purpose was to question if the relationships amongst the different
scenarios are desirable, as well as to illustrate with possible examples
alternatives that, through the enhancement of the natural landscape,
foster architecture and urbanism in the first place, and facilitate the comfort
and life of the citizens. In short, it supposes a work as a guide of appreciation
and intervention on the existing, on what existed and on what may
exist.

Landscape.

“El urbanismo que destruye las ciudades reconstituye
un seudocampo en el cual se han perdido
tanto las relaciones naturales del campo antiguo
como las relaciones sociales directas y directamente
puestas en cuestión de la ciudad histórica”.
Debord (1955)

Historical Center.

“Mi forma de arte es un breve viaje a pie por el
paisaje […]. Lo único que tenemos que tomar de
un paisaje son fotografías. Lo único que tenemos
que dejar en él son huellas de nuestros pasos”.
Hamish Fulton (1985)

Conservation.

          Se demuestra que el entorno en el que se asientan estos municipios, el Alto Vinalopó, posee unas características naturales que enriquecen la experiencia del habitar. Sin embargo, el devenir de la
historia, con sus decisiones más o menos acertadas, ha provocado que el paisaje urbano se desligue, en muchos casos, del paisaje natural. Esta situación, como se ha demostrado, es a menudo más problemática en los
cascos históricos, que quedan aislados del territorio, rodeados por tramas que actúan como murallas.

          No se pretende aquí establecer directrices de actuación para planes futuros, no es tal la ambición del trabajo. Lo que sí se busca es agitar la conciencia del lector, visitante, habitante, de esta o de cualquier región con características y problemáticas similares. La ciudad es algo vivo, y el paisaje natural también lo es, en todas sus facetas. En algún momento de la historia ambas ruedas han dejado de girar armónicamente. Ahora, comienza a recuperarse la sincronía; con pequeñas intervenciones e intenciones, la ciudad apuesta por modelos de reintegración del espacio natural, y esto también ocurre en tramas totalmente consolidadas como son los cascos históricos.

“The only way to preserve nature is to integrate it into our built
environment”. (WOHA, 2016).

          Durante décadas han sido los visitantes extranjeros (habitualmente del norte de Europa) los que han sabido poner en valor nuestros paisajes. De ellos hemos aprendido, entre otras cosas, los vínculos entre ese valor y la manera en que convivimos, habitamos y nos relacionamos. Por qué existe mayor probabilidad de saludarnos en calles estrechas y detenernos a conversar; por qué decidimos sentarnos en los salientes de pequeños edificios y casas, o fotografiar calles inundadas de verde y con fondos de perspectiva interesantes, abiertos. La defensa de los elementos paisajísticos representativos e identitarios, dentro de todo el ámbito del paisaje, es cosa de los ciudadanos, de los urbanistas, de los vecinos.

“Un requisito fundamental para el futuro es la imagen clara y comprensiva
de la región metropolitana entera. […] elevará la experiencia de
una ciudad a un nuevo nivel, a un nivel proporcionado a la unidad funcional
contemporánea”. (Lynch, 1959).

          Se ha buscado ilustrar todas estas ideas con dos premisas en mente. La primera, definir lo que puede entenderse como paisaje natural: la huerta, la flora, la fauna, pero también la piedra en la arquitectura, la roca excavada y habitada, incluso el cielo, la luz, la temperatura. La segunda, aclarar la contemporaneidad efímera del presente trabajo. Muchas referencias y ejemplos contienen ideas que han perdurado siglos; otras, de reciente formulación, pueden verse superadas en un futuro cercano. Pero pensar y hacer ciudad son actividades dinámicas, sin un modelo ejemplar al cien por cien, y así debe ser entendido.

“En tanto que construimos nuestro mundo por nosotros mismos,
construimos proyecciones y metáforas de nuestros propios paisajes mentales.
Habitamos en el paisaje y el paisaje habita en nosotros. Un paisaje
maltrecho por los actos del hombre, la fragmentación del paisaje urbano,
así como edificios carentes de sensibilidad, constituyen todos ellos testimonios
externos y materializados de una alienación y destrucción del
espacio humano interior”. (Pallasmaa, 2012).
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